Equilibrista desarticulado.
La piel toma el timón
y el corazón no entiende.
Tentación implacable.
Búsqueda atormentada de la redención en la parte más
delgada de la cornisa.
Fuga de la razón.
Sinsentido.
Amores imposibles que mantienen el alma brotada de
poesía, desbocada, en vilo, salvajemente
tironeada.
Temblor por todo el cuerpo, miradas que se
encuentran, se meten en las almas, las devoran, les quitan el aliento y les impiden liberar la palabra.
Imán que va quitando resistencia. Goce y dolor entrelazados.
Y la conciencia ahí, ojo enorme temerario y justiciero gritando al oído
No podés, no debés, no, no, no.
N.M.
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