domingo, 15 de septiembre de 2013

CREER Y OPTAR



CREDO

Creo en el sol con su nacimiento repetido y sé que como él siempre puedo volver a empezar.                             
Creo en la flor y en su confianza indeclinable al dar su vida por el fruto que nunca ha de conocer, y como ella confío, porque elijo el riesgo de ser auténtica y vulnerable a saberme acorazada y segura.
Creo que si se quiebra la confianza, como un cristal roto no volverá jamás a ser lo que fue.
Creo en el ave que vive en libertad, no siembra  ni ahorra, el poseer no me hace mejor persona.
Creo en mi fuerza y valor para enfrentar  y resolver dificultades, porque  huyendo de ellas, por lejos que vaya me perseguirán hasta alcanzarme.
Creo en mi entereza a la hora de decir la verdad,  porque se puede  engañar a algunos por algún tiempo pero no a todos todo el tiempo, y aún así jamás podré engañarme a mí misma.
Creo en mi conciencia, ojo que me mira y me sostiene cuando parece que caeré de la cornisa que separa lo correcto de lo incorrecto.
Creo en el amor que da y no espera nada, en el amor que mientras más  regala  más tiene, en el amor que no separa el tiempo ni la distancia ni la muerte.
Creo en la honestidad, en la humildad y en la belleza interior, más allá de las fachadas.
Creo que merezco ser feliz, por eso hago de ello mi estilo de vida aunque no a todos les agrade.
Creo que soy una partícula del Universo y de Dios y como tal me respeto y me amo.

DECRETO

No he de sentirme derrotada aunque cometa errores.
No he de mentir, aunque me ocasione pérdidas.
No he de fingir ser la que no soy.
No correré tras fortunas  a las que inexorablemente deberé renunciar un día.
No valoraré a los seres por su poder, su riqueza o sus éxitos terrenales.
No negaré mi ayuda a quien la necesita.
No me creeré más ni menos,  mejor ni peor que nadie.
No he de alegrarme con el fracaso de otro, aunque  fuera mi enemigo.
No me las sé todas.
No hablaré cuando no tenga algo bueno que decir, pero no diré algo que esté en contra de mis principios.
No pondré  la otra mejilla.

                                                                                   Nancy Mansur