martes, 13 de mayo de 2008

FELICIDAD


¿Eres feliz?
¿Quién tiene tiempo para pensar en eso?
Con tanto pañal blanco tendido al sol, tanta mamadera y jarabe, noches sin dormir, vapores y golpeteos de espaldas acatarradas, tecitos de manzanilla, trapos calientes, ranitas descosidas en las patitas porque ya son cortas y vueltas a coser para el hermanito que ya viene, y nanas, y cuentos inventados que nunca pueden repetirse tal cual eran…
Sí. Debe ser esa la felicidad. Casi seguro que lo es.
¿Eres feliz?
Tampoco ahora puedes responder por falta de tiempo.
Con tanto camino al jardincito que acompañar, y pintor que planchar, y corbata que bordar, y cuentos y canciones que escuchar, y zapatos que lustrar, y rodillas que curar…
Tal vez esa sea la felicidad. Sí. Tiene que ser esa.
¿Eres acaso feliz?
¡Al diablo con la pregunta! ¡Justo ahora!
Con tantos actos escolares, disfraces y reuniones de padres, la ropa de la comunión, los cumpleaños, las fotos…
Tantos guardapolvos sucios y botones arrancados, y conflictos que ayudar a resolver, la autoestima, la confianza en sí mismo, las dudas, la humildad...
Y con tanto botín de fútbol que comprar y arreglar, y medias sucias, y ropa que es necesario lavar, y tender, doblar y planchar, zurcir y guardar…y volver a lavar.
Tal vez esa sea la felicidad. Tiene que ser esa. ¿Y si no?...
¿Eres feliz?
¿Y a qué viene otra vez la pregunta?
Con tantos desayunos que preparar, y chicos que despertar, y el desorden de la pieza de varones, con sus cañas y sus riles enredados, con sus carnadas a veces olvidadas y podridas, y sus perros de caza dando vueltas por la pieza, y las escopetas-¡Por Dios!- las escopetas.
Y con tanto pelo que peinar y recoger, muñeca que engalanar, llanto que enjugar y consolar, y miedo que alejar.
¿A quién se le ocurre preguntar por la felicidad?
Con tanto ajetreo por los viajes a Bariloche, las cuotas, las valijas..., y las fiestas de egresados, y la fiesta de los quince…
Y siempre pidiendo que miren lo que hacen,que se cuiden, que no beban, invocando a los Ángeles Guardianes y a la Virgen y al Cielo para que los proteja, porque ya no se puede estar en todas partes con ellos. Aprendiendo a rezar y confiar, a guiar y aconsejar, a contener, entender, comprender y cambiar, asumir, respetar, ceder unos espacios, renunciar a otros, ganar algunos…
¿Eres feliz?
¿A quién se le ocurre hacer esa pregunta?
Acaso a la puerta de la terapia, o esperando a que salgan del quirófano, con tanto silencio de clínica, y ruego y oración, y fe y esperanza, la visión se aclare..
Sí. Por fin llega la respuesta.
Ya no quedan dudas, esa es la felicidad, sacarlo de allí sano y salvo, y poder llevarlo a la casa con todas aquellas cotidianidades que se hacen a veces tan desagradables, tan rutinarias y tediosas, y de las que tantas veces uno quisiera escapar.
¿Eres feliz?
¡Quién pudiera sentarse a su vera y verlos crecer, y disfrutar de eso, en medio de tanta responsabilidad y preocupación!

Tómate tu tiempo para ello, te cueste lo que te cueste.
Porque así es como transcurre la felicidad, mirando crecer a tus hijos y dándote apenas cuenta de que ya se convierten en hombres y mujeres.
Por que llegará un día, no tan lejano, en el que te volverás a preguntar:
¿Eres feliz?
Y te sorprenderá de pronto tanto silencio.
Se habrán ido todos. Ya no habrá ropa que lavar ni cama que tender, ni baño que limpiar…
Y descubrirás la casa vacía.
Y en tu alma también sentirás ese vacío.

3 comentarios:

Marimarlaguna dijo...

Nancy muy bonito lo que escribes, verdaderamente visualizado con los ojos del alma.
Felicitaciones!!! Gracias por compartirlo conmigo!!!!
Sandra

A F dijo...

Esa es la felicidad,montones de medias sucias y zapatillas tiradas, gestos hoscos tantas veces, amigos dando vuelta por todos lados. Amigos de tus hijos adolescentes,claro. Que te conocen, vestida, en pijama, limpiando o enojada. Que los querés como a tus hijos y que te han hecho olvidar que la casa es tuya y los domingos también.
Mi siento identificada con lo que escribis.
Siempre pienso con ternura, que el día que no tenga cosas que juntar, ordenar, o nadie en casa, será que habrán crecido. Será que no estarán. siempre están.¿ Quien puede sacar a un hijo del corazón?

Rivmila dijo...

Pero quedará lo más lindo haber crecido con ellos... Hermoso... Adriana, nunca los dejas salir de tu corazón, aunque no estén contigo, los llevaras allí...Gracias por compartir.. Un abrazo.