miércoles, 13 de octubre de 2010

ÁRBOL



Emergí
desde la entraña fértil de una nueva semilla
y me erguí
sobre mi tallo frágil elongando mis hojas
¿Y qué vi?
Estrellas en las noches, soles por las mañanas
y entendí
el color de los sueños y que si se me antoja
desde allí
enclavada en la tierra con los pies por raíces
puedo ir
volando adonde quiera atravesar desiertos
y seguir
colgada desde el cielo sobrevolando mares.
Y crecí
¡Bendita la semilla! ¡Y bendita la tierra!
Después fui
trocada en fuerte tallo que ostenta cicatrices.
Florecí,
abrí mis cuatro brazos, cuatro ramas enhiestas
y extendí
a través de mi savia por cada rama nueva
mi existir.
Dos alas extendidas, un timón, una quilla
y salí
a explorar horizontes, profundidad, altura,
¡A vivir!